Cuando me decido a preparar alguna receta siempre es porque tiene buen aspecto, nada que no tenga una pinta que merezca la pena ponerse a caciplar me suele llamar la atención.

En el caso de estas galletas salta a la vista y lo mejor de todo es lo fáciles que son de hacer y lo buenísimas que están, que quede claro que si no estuviesen buenas no perdería el tiempo por muy buena pinta que tengan.

Me recuerdan a los escaparates de las confiterías de toda la vida.

Voy a contarte la receta y no dudes en hacerlas porque son una chorrada.

Precalienta el horno a 180º

Mezcla en un bol la almendra, el azúcar y la harina tamizada con la levadura.

Bate los huevos con el agua de azahar e incorpora a la mezcla anterior.

Amasa hasta que se integren bien los ingredientes y consigas una mezcla homogénea.

Haz bolitas del tamaño de una nuez y reboza en azúcar glas.

Coloca sobre una bandeja de horno cubierta con papel de hornear.

Hornea unos 10 o 12 minutos, depende de tu horno, ya ves que su color es ligeramente dorado y por el centro son esponjosas, tipo bizcocho.

Cuando las retires del horno deja enfriar sobre una rejilla, vete haciendo un cafetín y prepárate a disfrutar... si haces un chocolate entonces para que queremos mas.

Si te gusta la almendra estoy segura que guardarás esta receta en tu lista de éxitos.

En el caso de que no te entusiasme el agua de azahar,  puedes sustituirlo por esencia de limón, de naranja o de coco, aunque perdería un sabor muy característico de estas galletas.

Espero que te animes a caciplar porque merece la pena.